WASHINGTON — En los últimos seis años, los legisladores republicanos aprobaron unos 60 proyectos para desmembrar el seguro de salud del presidente Barack Obama. Pero sabían que, aparte de algunos cambios muy menores, las medidas no llegarían a nada mientras hubiera un demócrata en la Casa Blanca.

Cuando por fin tuvieron la oportunidad el viernes pasado, se atragantaron. El esfuerzo republicano resultó un cañonazo por la culata, una derrota épica con consecuencias duraderas para el partido y su presidente Donald Trump.

“Tendremos Obamacare para todo el futuro previsible”, dijo nervioso el presidente de la cámara baja, Paul Ryan, a la prensa luego de retirar bruscamente el proyecto para evitar una derrota segura en la votación. “No sé cuánto tiempo nos tomará derogar esta ley”.

La medida hubiera eliminado buena parte de la ley de Obama, incluido la obligación de estar asegurado, la expansión del seguro para jubilados y pobres Medicaid, y hubiera reducido la ayuda federal a la gente para pagar sus gastos médicos. Representaba la culminación de siete años de esfuerzos infructuosos para elaborar un proyecto capaz de unificar al partido.

Con la Casa Blanca y el Congreso en su poder, el partido tenía su primera oportunidad real de derogar la ley de Obama. Ryan la retiró ante la deserción de los republicanos centristas que la consideraban excesiva y de los derechistas que la consideraban insuficiente, sumada a la oposición monolítica de los demócratas.

Su rechazo se debió en parte a las conclusiones de los analistas imparciales, de que 24 millones de personas se quedarían sin cobertura y aumentarían los costos para los sectores más pobres y los ancianos. También se opusieron al proyecto las asociaciones de médicos, enfermeras, hospitales, consumidores y la gran organización de jubilados AARP.

Ahora el Partido Republicano enfrentará la repercusión entre sus votantes. Durante casi una década han escuchado discursos innumerables de candidatos al Congreso que prometían derogar la ley de Obama, la que además fue una promesa central de la campaña de Trump.

Cuando le preguntaron cómo enfrentarían los congresistas republicanos a sus electores, Ryan solo pudo decir: “Es una muy buena pregunta. Lamento no tener una mejor respuesta”.

Los demócratas, leales defensores de la ley de Obama, saltaron de alegría. La presidenta de su bloque, Nancy Pelosi, se quitó los zapatos para dar un salto olímpico con activistas frente al Capitolio.

La ley de Obama dio cobertura a 20 millones de personas, obligó a las aseguradoras a cubrir numerosos servicios y les prohibió negar cobertura a personas con enfermedades graves.

Los líderes republicanos reconocieron que era hora de pasar a otros asuntos.

“SE-A-CA-BÓ. Este proyecto ha muerto”, dijo el presidente de la Comisión de Energía y Comercio, Greg Walden, uno de los autores.

El presidente de la Comisión de Medios y Arbitrios, Kevin Brady, dijo que los republicanos “marchan a toda velocidad con el presidente Trump para elaborar la primera reforma impositiva favorable al crecimiento” en 20 años.

Reformar el sistema de salud, que comprende la sexta parte de la economía más grande del mundo, es un enigma en muchos niveles.

En lo económico, significa reformular la manera como interactúan proveedores, pacientes y programas federales. Y en lo político se debe lograr un equilibrio entre los conservadores ávidos por reemplazar la ley de Obama por un sistema más libremercadista y los moderados que temen despojar de cobertura a muchos de sus votantes a la vez que elevar los costos para otros.

Semanas atrás, Ryan creía haber encontrado ese equilibrio.

“Tendremos 218 (votos) cuando esto llegue al pleno, se los puedo garantizar”, dijo en alusión a la cifra generalmente necesaria para aprobar un proyecto.

Irónicamente, el desenlace se pareció más a un vaticinio del antecesor de Ryan, el ex presidente de la cámara John Boehner, derrocado en 2015 por el grupo de ultraderecha Freedom Caucus, a la vez responsable en gran medida de la derrota del proyecto el viernes.

“Los republicanos nunca, jamás, se ponen de acuerdo sobre el problema de la salud”, dijo Boehner el mes pasado. La derogación y reemplazo de la ley de Obama “no va a suceder”.